martes, 3 de abril de 2007

Los cuentos que yo cuento

No le ofreció la Luna,
le dijo sólo "quédate
conmigo, no hay fortuna
que valga el corazón que te daré".
Ella dudó un momento
y luego contestó que si,
"pero sin juramentos
que no vas a saber después cumplir"

J. Sabina
¿Cuándo fue que tomaste forma?. Cuándo que tu voz se volvió clara?. Una calle desierta, un charco, una estrella, por fín una estrella y una habitación. Un par de ojos que miran tan bien, unas manos que tocan tan bien, una boca que besa, que besa, que besa tan bien. Una cama que pide por favor, dos que hacen favores. Pocas palabras para algunas respuestas a tantas preguntas; vos y yo y, de vez en cuando, nosotros; caricia, beso, abrazo; un quejido, dos, tres; sueño, olor a humedad, calor, sudor, mareo. Un no te vayas, un no me dejes ir, unas fotos sepia, la nariz perfecta, un cigarrillo que te ilumina todo, un estallido de otoño, un dentífrico casi vacío, ningún papel, una sábana sin colchón, un segundo eterno, dos días, unas llaves, tres puertas y un adiós.