domingo, 31 de agosto de 2008

Y yo te miro mientras vos te desgarrás los dedos tratando de dibujar una melodía que se ajuste a las letras que se desprendieron de esos mismos dedos, una que recorra todas las calles por las que camino, que cruce todas las puertas que yo misma cruzo. Y te veo cerrar los ojos y me distraigo mirando cómo hacen bailar a tus párpados y entonces no espero y yo también cierro los ojos para ver si veo lo que vos ves, y no. Ahí mismo vos los volvés a abrir y estamos en otro lugar donde leemos diarios y hablamos de política y también de literatura como si hablaramos de patos o del tiempo o de nosotros. Y un rato después yo te escucho y estás diciendo otra estupidez como la anterior, la de la otra vez y también ahora me río... será hasta que tus estupideces me hagan llorar.
Vos seguís con tu guitarra. Yo te dejo esto.

viernes, 29 de agosto de 2008

Punto y Aparte

Hay ciudades que esconden tesoros dormidos, la frágil memoria de tiempos pasados, enormes murallas que guardan latidos, de crueles batallas, de amores perdidos. Hay silencios que encubren terribles destinos, la bestia indolente que acecha a los niños, amargo es el llanto que deja ese frío, lamento del pobre humillado y vencido. La sombra del juicio es también alargada, ampara de oficio la fina coartada, al maulas de turno y su plan vitalicio; no temas Mauricio que no pasa nada. Hay pasiones que atienden amor y castigo y cigüeñas que vuelan dejando un suspiro, el aire que un día será suficiente; de mares dormidos traerán los bígaros. Hay palabras que unidas agitan naciones, la patria es pequeña y no tiene balcones, luchar a morir con un par de.....sandalias; apenas me quedan cincuenta y dos letras. La vida se pone de parto otra noche, estrellas fugaces que mueren de celos, deseos que llegan a un punto y aparte.
Los sueños que un día pusimos a trabajar.


Javier Bergia



¡¡¡YO QUIERO
UN MUNDO
CONTIGO!!!


lunes, 25 de agosto de 2008

Es como cuando salgo de casa sin los anteojos y tengo que desandar las veredas porque me dí cuenta de golpe de que los árboles no terminan donde deberían y se hacen más altos y anchos de lo que son.
O como si eligiera una remera liviana y me pasara la mañana pensando en por qué no me abrigué, si diez metros después de la puerta hacía el mismo frío que tres kilómetros más adelante.
Se parece a rendir mal un exámen y presentarse en la mesa siguiente cuando reconocés que -en realidad- tenés los mismos conocimientos que en la mesa anterior, sólo que ahora estás un poco mejor dispuesto, más seguro de lo que sabés, aunque no sea más. Me recuerda a las charlas llevadas adelante con entusiasmo cualquier viernes a la noche, de esas que se repiten cada dos estaciones, en las que se discute fervientemente lo mismo, pero de una manera distinta cada vez porque ahora somos más grande y porque vimos otras cosas y porque nos animamos a más y porque ahora preferimos no callarnos.
Es lo mismo que volver a sentir sus pies calentitos debajo de la mesa. O que estar en silencio y sin mirarse, haciendo apuestas a todo o nada, tratando de adivinar quién se da vuelta primero y dice una estupidez que nos haga reir.

sábado, 23 de agosto de 2008

Yo quiero dormir así...

Eternamente

Te debo un saludo,
un pullover recién sacado de la estufa, bien calentito, te debo tres besos y muchos más abrazos,
una carta que escribimos juntos para leerla después solos, cada uno en su cama.
Una canción que suene tan bien como te siento, una defensa porque sí, unos mates bien dulces, un anochecer precioso mientras trabajás, un paseo en bicicleta, unas vacaciones en el sur que pasaríamos mirando el agua turquesa de algún lago.
Te debo nombrarte y pedir perdón, hacerte sentir que no sos un hombre, que podés ser tonto y chiquilín porque no pasás los dulces 17. Te debo que estés seguro de que no hay nadie mejor que vos.
Me debo vos.

domingo, 17 de agosto de 2008

Beijing 2008 o Una abuela como la mía.

Mi abuela Nené, mujer nacionalista al extremo, ex admiradora de los Estados Unidos de América, actual admiradora de Cuba (?) y ahora del pueblo Chino.
Lo más cercano que encontró fue el supermercado de la avenida 19 , y se tomó el trabajo de (ta-ta-ta-tán!) felicitar a los chinos de turno por la "¡grandiosa ceremonia inaugural, que maravillosa, maravillosa!!!". Los chinos la miraban como si ella hablara en chino básico -una forma de decir, no?- y no dudaron en responder: "malavichosa, ti, malavichosa". Lo que no sabían era si abrazarla mientas ella lagrimeaba, si encajarle una patada voladora o si regalarle un I-pod a manera de agradecimiento...

sábado, 16 de agosto de 2008

Para el final del día

Lo más
*Ver acobardarse a una mala persona.
*Reirme mucho, mucho, mucho de mi papá y con el.
*sentirme debilucha al lado de mi hermanita.
*Escuchar a Alejandro.
*Saber que la citogenética me interesa más de lo que creía.
*Un piropo en la calle.
*Que mi mamá me esperara con la cena caliente.
*Nahuel preguntando con la mirada: "¿vas a volver, no?", cuando me bajé del auto
Lo menos
*que haya faltado el "llamado nuestro de cada día".
*Que me persiga un desagradable en medio camino a casa.
*Mi poca voluntad para dar explicaciones.
*Machacarme el coco con la idea de que soy una cobarde.
*No animarme a saludar a Luis en el supermercado, porque estaba ocupado, llego de trabajo y porque era tarde y porque si no me veía y porque soy, efectivamente, una cobarde.
*Tener que irme porque me caigo de sueño!

lunes, 11 de agosto de 2008











Así de simple

Y primero fue indicarle la salida, porque el no es de acá y recién empezaba. Por uno siempre es más rápido y un sábado lluvioso a las dos de la mañana no es momento para patear penales desde el medio de la calle. Y menos el que no le gusta el fútbol y siempre que lo invitan termina mirando desde afuera, gritando los goles del equipo amigo de turno.
Vivir ahí y así le era imposible, tanto ruido, tanta gente rara, tanto grito... pero claro, dejar la casa y seguir pagando el alquiler no se podía, asi que pasaron otros seis meses y eligió el Aeropuerto y la carrera: profesorado de lengua y literatura, amor por las letras, los libros, el cine: fuerte.
Tiene una paciencia de fierro. El espera, mientras disfruta lo demás, y espera.
Y así mira por el espejo retrovisor, se distrae y aclara que el carnet está recién sacado porque antes, en el pueblo, no le rendía exámen a nadie. Me recomendó una escritora: Jane Austen, un libro: Orgullo y prejucio (que jodido el destino) y la misma película que vió siete veces. Yo, ninguna.
Ese era el club del que le había hablado, lo identificó. Y yo quiero pagar y bajar, como corresponde, pero no... sigue. Y estaba bien, entonces cerré la puerta con los dos adentro del auto y la charla se extendió otro buen rato y no podía dejar de escucharlo porque ahora además no manejaba y no miraba por el retrovisor sino que se había dado vuelta y hacía todo enfrente mio.
Y agarró un papel y una lapicera y ahora anota el teléfono pensé, pero no... era un nombre. Eran dos nombres: autor y obra. ¿La vemos juntos?. Por ahora, tu nombre. Tu nombre por favor y un viernes más.

El Club del Fracaso

El Club de Fracaso tiene una historia tan interesante como dudosa, y tanto le cabe este último adjetivo que es hasta dudosa de ser interesante.
Según comentó alguien en una de esas reuniones que tienden a disiparse en la memoria de los presentes, el club en sí no es más que la unión errática y desordenada de personas y personajes que “no”. En aquel momento alguien tuvo la intención de preguntar “que no qué”, pero las dos terceras partes de las inquisiciones que realizamos en cualquier conversación están de más si nos tomamos un breve respiro para pensarlas.
Igual que nos ocurre cuando alguien es muy detallado en su narración, yo tuve entonces la sensación de conocer perfectamente aquel lugar. Como si hubiera estado o como si estuviera ahí.
Es difícil hallar datos generales, aunque no específicos, del club. En algunos casos, miembros fervorosos saltan de sus filas hacia otros clubes y en otros vuelven a él luego de ser expulsados de otras logias. Lo que sí es totalmente corroborable es que el club tiene una cifra de miembros que ningún libro de actas podría llegar a asentar ya sea por su movilidad o por su cantidad.
En el recuento oscilante de los tiempos dicen que hubo, hay y habrá historias fabulosas que realmente se destacan dentro del inmaterial edificio de la sede social del club al que nadie es gustoso de pertenecer, aunque son de remarcar también aquellos que se niegan a abandonar sus filas.
Había, hay y habrá, por millones, socios que pagan la cuota a regañadientes. Un infinito número de abonados a fracasos de diferentes tamaño y calidad : pequeños, grandes, intencionales, casuales, y hasta un número indeterminados de socios que habiendo obtenido la invitación de otros clubes se niegan a reconocerse en otro lugar que no sea el del Club del Fracaso. Este último un caso casi tan común como el de los que siendo inevitablemente parte del Club fingen pertenecer a otras instituciones, y en algunos casos circulan por los pasillos con credenciales apócrifas o distintivos falsos que, al extremo, terminan en autoconvencimiento.
Nadie prestó nunca demasiada atención a las historias del club. No obstante son destacables; ningún otro club podría haber existido de no poseer éste la masa de asociados más grande la historia de la humanidad.
Recuerdo una de sus salas. Generalmente y a pesar de su arquitectura compleja y soberbia en tamaño, los que por allí frecuentan suelen dar vueltas en no más de dos o tres salones. El estilo victoriano que los arquitectos y artistas le han dado es poco cierto ya que siempre se esta construyendo, redecorando, reparando y variando las formas desde el mismo fracaso de los que intentan darle una y no alcanzan a completarla ya sea por fallas en los cálculos de material, distracciones en la proyección, torpeza en la factura o accidentes mínimos interpuestos entre los bocetos y la realización.
No deseo detenerme en el aspecto de la instalaciones ya que de hecho todos, alguna vez al menos, hemos formado parte del Club.
Al entrar por sus enormes puertas la sensación de soledad se percibe de inmediato. La conciencia de que allí habita la mayoría no se condice con el espíritu del recién llegado o del que ha tratado de salir y se vio apenas saliendo de una habitación para entrar en otra. La oscuridad y la decoración lo asemejan a un castillo repleto de falsas paredes, puertas bloqueadas, pasillos laberínticos y escaleras que giran para terminar donde empiezan.
En uno de los salones, quizás el más visitado por los más animosos, se encuentra una larga galería de socios que, en algunos casos, ayudan al visitante a suavizar su sensación de desesperanza con una inútil percepción de identificación representativa del Club.
Allí, vagando en soledad entre la más inmensa multitud, se escuchan las historias más desgarradoras y también las más absurdas, sin con esto decir que no las exista combinadas. Un clásico dentro de los indescifrables murmullos es la cita de algún mínimo detalle que hizo la diferencia entre pertenecer a este club o estar disfrutando de algún otro.
Todo esta por aquí, todo alrededor de uno, y por más que las historias son tan interesantes como las que más, nadie presta mayor atención a ellas si no una vez que el egresado, ya perteneciente a otro club, las utiliza como serie de anécdotas que sirven para aumentar la admiración de los nuevos compañeros del Club de la Victoria, Club de la Fama, Unión del Éxito, etc. Algo así como “antes de llegar aquí pertenecí diez años al Club del Fracaso”.
Recuerdo por ejemplo a Edison enumerar las veces que había estado dando vueltas por los pasillos del club, pero claro, todo esto una vez que ya no lo frecuentaba. Y aun más impresionantes eran los casos post morten, ya que mucha gente ignora que Van Gogh murió en las instalaciones del club y su cadáver fue requerido por otros clubes tiempo después de muerto como ocurrió con los casos: Melville, Kafka, Trosky, Marilyn Monroe, y una lista escalofriante de nombres cuya permanente inquietud (inclusive dentro del club) les valieron el traslado aunque ellos jamás se enteraron.
Así y por montones, la ciencia, el deporte, el arte, la política y demás actividades perpetúan incoherencias temporales que, reacomodadas, unos llaman justicia y otros azar.
La imposibilidad de llevar un registro hace que sea una tarea humanamente inviable : casos como el del hombre que no pudo asesinar a su esposa por esta fugarse con su amante dos minutos antes, el del músico que perdió su mano derecha luego de componer el primer rock and roll que nadie llegó a escuchar o el del general revolucionario que no contó con aquel espía, se mezclaban en una maraña de subjetividad.
El caótico club puede jactarse de haber visto a Jesucristo y a Hitler, a Charles Manson y a Gandhi, al chico aquel que sentía como su amor no era correspondido y la señora que acaba de ver el número de su cartón de lotería volver a formar parte de la mayoría cuasi absoluta.
Reprobados, derrotados, ignorados y desafortunados bailan la cadencia del ritmo machacante y antimusical de las intenciones que mueren en si mismas.
Nadie nota que en los pasillos vagan los destinos disconformes y los espíritus conformistas. Nadie nota que allí va un personaje que Shakespeare había imaginado para una obra y luego descartó, nadie pone la vista en aquel que acaba de llegar tarde a la audiencia para una puesta en Boadway.
Viera alguien el desanimado té que reúne a aquel ladrón sorprendido por la policía, a la adolescente engañada por Cupido, al futbolista quebrado antes de llegar a ídolo, a la escritora abandonada por las musas y al señor derrotado en las urnas de las elecciones de su pueblo.
De todos los salones del Club del Fracaso el más terrorífico quizás sea este. El salón de los espejos. Uno de los más frecuentados. A pesar de su nombre, estos reflejos son tan engañosos como aquellos que había en los viejos parques de diversiones. No somos quienes nos ponemos frente a ellos los que nos reflejamos. En este salón los fracasos propios se transforman combinándose para dar reflejos comunes que a la vez son menos dolorosos. Allí se observa el fanático del equipo que acaba de perder la final del campeonato, allí ve su rostro el soldado que recibe la orden de retirada y el televidente que acaba de ver salir de pantalla para siempre su programa favorito.
Muchas veces he oído preguntas flotando en el ambiente; preguntas del tipo ¿por qué a mi? ¿Qué hubiera pasado si elegía otra opción?, las respuestas nunca llegan a escucharse concretamente. Lo cierto es que él club genera el rumor de algo en movimiento constante ya que está permanentemente recibiendo y despidiendo socios por millones y a velocidades sorprendentes.
No recuerdo si estuve en aquella reunión donde alguien lo nombró, pero si sé que estuve en el club. Ahora no sé bien que me habrá llevado a pensar en aquellos tiempos, quizás conozco de memoria sus pisos y deseaba reconocerme como parte de algo. Lo cierto es que mi paso por él no es en vano aunque sea permanente. Aprendí que como todo Club tiene sus reglas y se también algunos de los pecados que no debería cometer.
Se que la desesperación, a pesar de ser la recepcionista, no es buena consejera a la hora de transitar sus pasillos. Se que nunca debería olvidarme que aún estando lejos siempre se puede volver. Se que las puertas siempre están abiertas para todo el mundo y también aprendí que no debo creer jamás en la certera frase de oxidadas letras que da la bienvenida en su entrada principal : “Aquí esta tu destino porque tu destino no podría ser otro”.
por José M. Pascual

Utopia - Alanis Morissette


We'd gather around
all in a room
fasten our belts
engage in dialogue
We'd all slow down
rest without guilt
not lie without fear
disagree sans judgement

We would stay
and respond
and expand
and include
and allow
and forgive
and Enjoy
and evolve
and discern
and inquire
and accept
and admit
and divulge
and Open
and reach out
and speak up

This is utopia
this is my utopia
This is my ideal
my end in sight
Utopia
this is my utopia
This is my nirvana
My ultimate

We'd open our arms
we'd all jump in
we'd all coast down
into safety nets
We would share
and listen
and support
and welcome
be propelled by passion
not Invest in outcomes
we would breathe
and be charmed
and amused by difference
Be gentle and make room
for every emotion

We'd provide forums
we'd all speak out
we'd all be heard
we'd all feel seen
We'd rise post-obstacle
more defined
more grateful
we would heal
be humbled
And be unstoppable
we'd hold close
and let go
and know when to do
which we'd Release
and disarm
and stand up
and feel safe

This is utopia
this is my utopia
This is my ideal
my end in sight
Utopia
this is my utopia
This is my nirvana
My ultimate