lunes, 11 de agosto de 2008

Así de simple

Y primero fue indicarle la salida, porque el no es de acá y recién empezaba. Por uno siempre es más rápido y un sábado lluvioso a las dos de la mañana no es momento para patear penales desde el medio de la calle. Y menos el que no le gusta el fútbol y siempre que lo invitan termina mirando desde afuera, gritando los goles del equipo amigo de turno.
Vivir ahí y así le era imposible, tanto ruido, tanta gente rara, tanto grito... pero claro, dejar la casa y seguir pagando el alquiler no se podía, asi que pasaron otros seis meses y eligió el Aeropuerto y la carrera: profesorado de lengua y literatura, amor por las letras, los libros, el cine: fuerte.
Tiene una paciencia de fierro. El espera, mientras disfruta lo demás, y espera.
Y así mira por el espejo retrovisor, se distrae y aclara que el carnet está recién sacado porque antes, en el pueblo, no le rendía exámen a nadie. Me recomendó una escritora: Jane Austen, un libro: Orgullo y prejucio (que jodido el destino) y la misma película que vió siete veces. Yo, ninguna.
Ese era el club del que le había hablado, lo identificó. Y yo quiero pagar y bajar, como corresponde, pero no... sigue. Y estaba bien, entonces cerré la puerta con los dos adentro del auto y la charla se extendió otro buen rato y no podía dejar de escucharlo porque ahora además no manejaba y no miraba por el retrovisor sino que se había dado vuelta y hacía todo enfrente mio.
Y agarró un papel y una lapicera y ahora anota el teléfono pensé, pero no... era un nombre. Eran dos nombres: autor y obra. ¿La vemos juntos?. Por ahora, tu nombre. Tu nombre por favor y un viernes más.

No hay comentarios: